jueves, 5 de febrero de 2009

Comercio y política

Los efectos de la globalización en el comercio han sido rotundos y agresivos, de forma que hemos cambiado el concepto que teníamos sobre el comercio y sobre los “estado-nación”. Hoy día, el comercio es demasiado rápido, denso y tiene un alcance tan global que es absurdo querer ceñirse a una frontera nacional. Prueba de ello ha sido el desplome del capitalismo y cómo lo ha afectado a todos los países casi al unísono.

Así, todos los países se enfrentan a las presiones de un mundo cada vez más conectado e interdependiente, siendo la sociedad europea de las más avanzadas en estas adaptaciones. Software, ordenadores, internet, telefonía móvil, comunicaciones a la velocidad de la luz 24 horas al día, 7 días a la semana… La comunicación juega un papel decisivo en esta concepción del nuevo comercio.

Nuevos conceptos, como el leasing, hacen incursión en el mundo mercantil.
Así, a través del leasing, los clientes compran el “disfrute de un servicio” durante un tiempo determinado. El caso de la americana compañía automovilística Ford, es un fenómeno muy notable: hasta ahora, el 24% de los clientes que compraban un coche Ford, repetían con la marca en su siguiente coche; pues bien, desde que Ford ofrece sus coches en leasing, el 50% de los clientes repiten con ellos.

En esta línea de nuevas formas de mercado, Hyunday para combatir la crisis anuncia que pagará la letra de los coches a aquellos que estén en el paro. Sin duda una medida sorprendente.

Otros tipos de transacciones comerciales han aparecido gracias a Internet, como el caso de “Encyclopedia Britannica”, que vende menos libros físicos, y a cambio subscribe a sus clientes a un contrato, que les permite una constante actualización de información, para no dejar el producto desfasado. Han pasado de vender un producto físico a proporcionar un acceso a un servicio durante un periodo prolongado. ¿Cómo podrá competir un libro físico con un libro on-line en el futuro? No podrá…

Este sistema de modelos de redes o de redes parciales, está cada vez más en auge, y facilita la puesta en común de recursos, compartir riesgos, mejora de la calidad y reducción del tiempo para hacer llegar el producto o servicio al cliente.

Los principales sistemas de redes son:

- Redes de suministradores: en las que las empresas subcontratan una serie de suministros.

- Redes de productores: que ponen en común sus instalaciones de producción, sus recursos financieros y humanos para ampliar su catálogo de bienes y servicios, ampliar mercado y reducir costes.

- Redes de clientes: que agrupan productores, distribuidores y canales de márketing.

- Redes de coaliciones estándar: que reúnen tantas empresas como sea posible dentro de un determinado campo.

- Redes de cooperación tecnológica: que permiten que las firmas compartan conocimientos y experiencias valiosas para la investigación de líneas de producto.

Todas ellas son rompedoras con lo establecido hasta ahora por los modelos mercantiles clásicos y abren la puerta a un replanteamiento del modelo político de gobierno.

En este tipo de sistemas de red, es imprescindible la confianza entre sus miembros y la reciprocidad. Esta convivencia, será facilitadora para el intercambio de información industrial, que no hubiera sido accesible para estas empresas si hubieran actuado autónomamente.

Así, las redes, en su solidaria participación de sus “asociados” favorecen una mayor creatividad e innovación, por la simple razón de tener más voces a las cuáles escuchar.

Hasta ahora, entendíamos la libertad como autonomía, así, para ser libre había que ser independiente, y para serlo, era necesario ser propietario. Desde el comercio en red se sugiere una definición totalmente distinta, la libertad queda garantizada por la “pertenencia” y no por las “pertenencias”.

Se busca la libertad a través de las relaciones compartidas en lugar de en el aislamiento.

Los diversos cambios de los últimos años: aumento de precio de la energía, escalada de costes y riesgos, desarrollo, ciclo vital más corto de los bienes, incremento de costes laborales, competición global, etc. han contribuido a que los intercambios de mercado y lo modelos jerárquicos se queden obsoletos. Y hoy por hoy, ninguna empresa puede ya competir de forma efectiva como agente autónomo.

Y si una empresa ya no puede competir en igualdad de condiciones ni de forma efectiva como agente autónomo, tampoco en el campo político puede actuarse así. Los Estados-nación ya no pueden ir independientemente, deben, y comienzan de hecho, agruparse en redes cooperativas para responder mejor a las realidades de una sociedad globalizada de alto riesgo.

La “Unión Europea” es pionera y claro ejemplo de gobierno transnacional y por ello, políticos del mundo entero, se interesan por sus logros y fracasos, en la que es la creación de la “política global”.

Basándome en la opinión de Jeremy Rifkin, coincido con él en que la “Unión Europea”, debe potenciar la confianza entre sus países miembros y que la colaboración entre estos sea recíproca y facilite el intercambio de información entre ellos.

Un claro ejemplo de estas colaboraciones, podría ser la ayuda policial de las fuerzas de seguridad francesas a la policía española en el acecho a los terroristas de ETA, que tantos buenos resultados ha dado recientemente.

1 comentario:

  1. Juanjo que artículo tan denso, de los que a mí me gustan y debo recuperar. Como se nota que ahora tienes más tiempo eii....


    Desde la filosofía llevamos mucho tiempo advirtiendo que el Estado-Nación está en crisis porque, al igual que cayó en su momento la Polis ahorá el Estado como lo conocemos debe dejar paso a estructuras supranacionales que se asientan, que conectan con la ciudanía desde lo local.

    Desde JSPV, como Secretario General trabajaremos para explicar este proceso.

    A problemas globales soluciones globales. Los Estados sólo pueden proteger a la ciudadanía para que lo pase lo menos peor posible.

    Saludos y sigue así.

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